Escritura amateur, fan fiction

Concepto

 Fan fiction (contraído fanfic) es un anglicismo (‘ficción de los fans’), que deriva a su vez de fan, contracción de fanaticus, término relacionado con fanum (‘espacio sagrado’), que designa al ‘cuidador del espacio sagrado’.

En realidad, la palabra griega phantasía y fan parten de la misma raíz, el importantísimo verbo griego phaíno, ‘aparecer, mostrar(se), manifestar(se), brillar’, origen de numerosas voces en latín y en castellano, como fenómeno, fantasma, fantasía, fanum.

Fanum equivale a santuario, lugar de revelación, de iluminación (no es propiamente el edificio, eso es templum, sino todo el lugar), porque tiene que ver con la luz (fanal: farol), y de ahí fanaticus, el cuidador de ese lugar sagrado, que se mostraba particularmente exaltado e inspirado. Y de fanaticus la contracción es fan, que empieza a usarse con este mismo sentido desde los admiradores de Presley y los Beatles. Es, por tanto, un término de origen religioso: lo que subraya en el «fan-ático» no el aspecto intelectual, sino la actitud de entrega, de entusiasmo.

El término fan fiction es modernizado para denominar una práctica emergente de recreación activa y de culto entusiasta a determinados paracosmos o universos de ficción (por ejemplo, El Señor de los Anillos o Harry Potter) por parte de grupos de la cultura fan (fandom), normalmente adolescentes. Su uso se extiende no solo a aficionados a la literatura, sino a aficionados a otros interdiscursos (anime, televisión, juegos, etc.), y se expresa de forma socializada en convenciones, disfraces, etc. A. Martos (2009) propone en su tesis doctoral Sagas y fan fiction el uso alternativo de «ficción-manía». De modo más inmediato, estos fenómenos tienen sus precedentes en los fanzines impresos de la década de 1940, en Star Trek, etc., si bien estas formas de cultura popular han sido «reseteadas» por la cibercultura actual (por ejemplo, los fanzines electrónicos o ezines).

 

Análisis

 Textos revisitados

La ficción-manía, pues, sería una práctica popular al amparo de los nuevos modos de lectura y escritura y del contexto de la cibercultura, y eso es lo que la hace más opaca y difícil de asimilar, en un contexto en que la cultura impresa clásica ha impuesto el libro identificado con un autor como modo preferente de circulación de los textos. La ficción-manía es un síntoma de la nueva cultura participativa y de convergencia (Jenkins), pero que parte de la nueva actitud del lector (pos)moderno de «revisitar» los textos que le sirven de referente (y que el mercado cuantifica como éxitos o best sellers) para efectuar en ellos no solo operaciones de (re)interpretación, sino, en su caso, de apropiación creativa, dando lugar a reescrituras variadas y en distintos lenguajes.

Génesis de los fanfics y nuevas prácticas culturales en el entorno digital

Los cultivadores del fanfic son jóvenes que practican una escritura amateur, movida por la empatía hacia ciertos universos de ficción preferidos de la cultura fan, al margen de los circuitos académicos y comerciales y muy en conexión con la ciberliteratura. Tiene una gran amplitud temática y de subgéneros, que se pueden basar en una clasificación de temas y géneros, pero también en subgéneros específicos del fandom, como el crossover (cruce de personajes e historias) o el slash (temática homosexual). Todo ello ha llevado a una estratificación de los fanfics por gustos y edades, que se correlaciona con la segmentación de públicos impulsada por la cultura popular mediática. Los propios fans hablan de fanfiction, analizándolo como género, en blogs, páginas personales, foros..., crean mecanismos para interactuar y ayudarse entre sí, y también para comentar y criticar sus obras en el más puro estilo de crítico literario. Existen, por tanto, foros donde se señalan los errores de fanfics que consideran de poca calidad, y también foros donde los lectores pueden votar por los fanfics que consideran buenos.

Las sagas y series como fuentes

Los fanfics se relacionan especialmente con las sagas y series por las posibilidades de la narración serial, que ofrece mayores posibilidades de participación (escritura alógrafa) y por la amplitud de los universos de ficción implicados, que pueden ser completados por diferentes fanfics. Se generan a través de mecanismos de transtextualidad en sus diferentes modalidades (intertextos e interdiscursos que interactúan entre sí –juegos intermediales entre las versiones literarias, de cine, cómic, etc.–, hipertextos, paratextos, etc.). Su soporte es la lectura y escritura digital: uno de los portales más importantes de Internet, con miles de textos, es fanfiction.net. Todo este caudal de producción, espontáneo y altruista (no se comercializa ni se pide dinero), se expresa en portales, blogs y webs muy variadas, pero que tienen el denominador común de alojar esta creación colectiva y de ofrecer instrumentos para compartir dichas creaciones. Y sus autores son jóvenes que, sin duda, dialogan, aunque sea por su cuenta, con referentes a menudo clásicos y de la cultura letrada en general, es decir, no solo hay fanfics de Harry Potter, sino también de clásicos universales. Este lector multimedial y participativo explica el auge de la ficción-manía.

 

Las obras de J. R. R. Tolkien, como El Hobbit y El Señor de los Anillos, han generado una multitud de fanfics y otros hipertextos digitales que llegan a constituir un género literario específico.

 

 

Hay una controversia sobre otros aspectos del fenómeno, por ejemplo en el aspecto legal: en qué medida los fanfics puedan colisionar con los derechos de autor, si bien los fanfics carecen de ánimo de lucro. Igualmente, también hay discrepancia sobre si son expresiones alternativas a la mercantilización de la cultura (Jenkins, 2010: son una forma en que la cultura repara el daño causado en un sistema donde los mitos contemporáneos son propiedad de corporaciones en lugar de pertenecer al pueblo) o bien manifestaciones que terminan siendo usadas y manipuladas por el marketing y la cultura mediática, en la medida en que el fan se convierte en un «fetichista» compulsivo o «friki». En la literatura médica se habla de hiperlexia y de hipergrafía como perturbaciones de la lectura y la escritura, para describir a ese lector compulsivo que imaginamos en la figura de don Quijote, o a ese escribiente también compulsivo, que se pone durante horas en su blog o en su fanfic.

 

 

 

Implicaciones

 Nuevas escrituras

La ficción-manía aparece como un fenómeno que se sitúa al margen del canon escolar y académico de lectura y que, sin embargo, denota la importancia de conectar el intertexto lector con todos los otros códigos intermediales (literatura, cine, música, cómic, videojuegos... (Romea Castro, 2008). M.a Teresa Caro (2003) preconiza que los alumnos se apropien de los clásicos para hacer sus propias versiones, de modo que puedan servirse de estos a modo de hipotextos. La realidad de la ficción-manía pone el énfasis también en la escritura colaborativa, a partir por ejemplo de la figura del beta reader, que es otro lector experto que contribuye a mejorar el texto. Este fenómeno revela algo de interés didáctico: a) que es una práctica orientada a la pasión por leer y (re)escribir determinados textos; b) que es una práctica colectiva, donde unos se apoyan en otros y se dan consejos (hay una figura que ejerce de consejero, el beta reader, asesorando a los que mandan sus fanfics; c) que se aplica a diferentes lenguajes y formatos: textos de relatos, en vídeo (fanvids o fanmovies) y hasta ilustrados con dibujos de artistas amateurs (fanarts).

De este modo, la creación de fanfics en las aulas de secundaria ha sido posible para crear comunidades de lectores, organizar talleres de escritura, convenciones y otros procesos de intervención didáctica (B. Abad, 2011). No solo para la educación literaria, también es de sumo interés para la introducción de las TIC en el aula dadas sus conexiones con la lectura y la escritura digital. La escritura amateur se ha desarrollado a través de diversos talleres de escritura, que tratan de aunar la tradición clásica de la retórica con el uso de las nuevas tecnologías o los nuevos contenidos; por ejemplo, a través de los microrrelatos, los haikus y toda una serie de formas de expresión breve y a menudo colaborativa-interactiva, que sin duda tiene mucho que ver con los medios de la Web 2.0. De este modo, escritura clásica y escritura electrónica se enmadejan en numerosas adaptaciones y proyectos didácticos. Lo positivo de la ficción-manía es el entusiasmo, la entrega desinteresada, la socialización horizontal, la resistencia frente a una cultura bastante deshumanizada.

Como subraya el filósofo P. Sloterdijk, ya no quedan más que utopías individuales, así que los cientos de mundos imaginarios con que se identifican estos «locos de la escritura» son otras tantas vías para conseguir «inventar otros mundos a fin de comprender el nuestro» (R. Aparicio).

Por otro lado, la escuela no puede ser un depósito pasivo de todas estas nuevas prácticas de lectura y escritura que surgen al amparo de la Red, de la industria audiovisual o de la cultura mediática, y donde, sin duda, hay un grado reconocido de interés puramente comercial y una cierta anarquía o fragmentación. La escuela debe ser permeable a estas prácticas en todo lo que ayuden a los objetivos y las competencias básicas que tiene que promover, y educar en la alfabetización crítica de estos lenguajes y formatos, buscando que los alumnos sean capaces de construir por sí mismos el conocimiento y de ser ciudadanos libres que puedan comunicarse a todos los niveles. El reto es el enunciado por R. Chartier: cómo se pasa de esta lectura salvaje de objetos no canónicos o no reconocidos como lectura a la tradición letrada, cómo se articula una síntesis conciliadora.

 

Referencias

 

Borda, L. (2000), «¿Qué es un fan? Un análisisinterdiscursivo del fan como figura del imaginario social», ponencia presentadaen el Segundo Congreso de Facultades de Comunicación Social y Periodismo, organizado por la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, septiembre de 2000.

Borràs Castanyer, L. (ed.) (2005), Textualidades electrónicas. Nuevos escenarios para la literatura, Barcelona: Editorial UOC.

García Rivera, G. (2004), «Paracosmos: las regiones de la imaginación (los mundos imaginarios en los géneros de fantasía, C&F y terror: nuevos conceptos y métodos) », Primeras Noticias, 215.

Hellekson, K. y Buss, K. (2006), Fan fiction and fan communities in the age of the Internet: new essays, Jefferson, NorthCarolina: McFarland & Co.

Jenkins, H. (2006 a), Convergence culture: la cultura de la convergencia de los medios de comunicación, Barcelona: Paidós, trad.
de 2008. Versión en portugués en Jenkins, H. (2008), Cultura da Convergência, São Paulo: Aleph.

Jenkins, H. (2006 b), Fans, bloggers y videojuegos. La cultura de la colaboración, Barcelona: Paidós Ibérica, 2009.

Jenkins, H. (1992), Textual Poachers: Television
Fans and Participatory Culture (Studies
in Culture and Communication), New
York: Routledge.Martos García, A. E., 2007, 2009, 2010, 2011; NO COINCIDEN TODAS LAS FECHAS

Martos García, A. (2009), «Hacia una conceptualización de la cultura escrita: contextos y prácticas letradas en/desde el Quijote»,
Ocnos, n.º 5, Universidad de Castilla-La Mancha.

Martos García, A. (2010), «Las prácticas de lectura/escritura y los enfoques etnográfico y geográfico», junio, 2010, readperiodicals.
com/201001/2180982081.html.

Martos García, A. E. (2009), Introducción al mundo de las sagas, Badajoz: Universidad de Extremadura.

Martos García, A. E. (2009), Tecnologías de la Palabra en la era digital: de la cultura letrada a la cibercultura, Relatec, Revista
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Martos García, A. E. (2010), «Lectores y fans: una nueva tipología cultural», en Campos F.-Fígares, M., Núñez Ruiz, G. y Martos
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de Castilla-La Mancha.

Martos García, A. E. (2010), «Sobre el conceptode apropiación de Chartier y las nuevas prácticas culturales de lectura (fan
fiction)», Álabe, 4, diciembre 2011, www.ual.es/alabe. 

Núñez Ruiz, G. y Campos F.-Fígares, M.(2005), Cómo nos enseñaron a leer, Madrid: Akal.

Fecha de ultima modificación: 2014-02-06