Lectura rápida

Concepto

La lectura rápida es la que se hace para buscar un dato concreto, como, por ejemplo, un nombre, una cita, una fecha, etc., que nos interesa conocer antes o después de comenzar una lectura. Se trata de echar un vistazo sobre el texto con un propósito específico. En realidad, esta estrategia selectiva trata de analizar un texto muy rápidamente y en forma global para tomar de él algunos elementos y, al mismo tiempo, también resulta útil para buscar informaciones específicas en un texto que trata de varios temas u observar la importancia del mismo.

Este tipo de lectura sirve fundamentalmente para planificar la posterior lectura intensiva del texto. Así, tras la realización de una lectura rápida del texto, el lector puede identificar los puntos más importantes y así establecer el objetivo de su lectura o el trabajo sobre el texto que quiere realizar.

El empleo de las técnicas de lectura rápida inició su desarrollo a comienzos del siglo XX, debido fundamentalmente al notable aumento de la información y a que dicha información debía estar al alcance del mayor número posible de personas. Estas técnicas surgieron a partir del llamado método taquistocópico empleado durante la Primera Guerra Mundial para enseñar a los soldados a identificar en milésimas de segundos si el avión que se aproximaba era enemigo o no. Así, los cursos de lectura rápida introdujeron esta idea mostrando cada vez más palabras sobre una pantalla y reduciendo progresivamente el tiempo de exposición de las mismas. Pese a esta innovadora técnica, posteriormente se descubrió que la falta de habitualidad hace que el lector tienda a volver a su proceso natural de lectura. Ya en los años sesenta del siglo XX se descubrió que, con un correcto y adecuado entrenamiento, los ojos aprenden a moverse más rápido por el texto, lo que aumenta la cantidad de palabras que se pueden decodificar cada minuto.

Análisis

Las técnicas modernas de lectura rápida, también llamada speed reading, se centran en lo que se conoce como captación dinámica, esto es, intentar realizar una lectura mental directa mediante la visualización global de palabras o frases enteras. Sin embargo, la mayoría de estudios realizados en este campo coinciden en que este tipo de lectura no es adecuada como hábito de estudio, sino que se trata de una técnica centrada principalmente en la concentración durante el proceso lector, lo que permite poder reducir considerablemente el tiempo de absorción de la información. Es decir, la velocidad en la lectura es el cálculo obtenido de dividir la comprensión del texto entre el tiempo que dedicamos a la lectura. Por lo tanto, la lectura rápida compone una serie de métodos de lectura que pretenden aumentar los índices de velocidad de lectura, sin reducir apreciablemente la comprensión o retención del contenido leído. Estos métodos incluyen el agrupamiento de frases y palabras y la reducción de la subvocalización, lo cual resulta especialmente útil para el estudio de libros de carácter científico.

Dos de las técnicas más utilizadas en la lectura rápida son las que se conocen como skimming y scanning. La primera se usa para identificar rápidamente las ideas principales del texto. De este modo, cuando leemos el periódico, no tendemos a leer palabra por palabra, sino que leemos haciendo uso de esta técnica, con el fin de obtener una idea genérica del contenido del texto. Esta técnica resulta especialmente útil para localizar fechas, nombres y lugares de un texto. La técnica del skimming consiste en realizar una lectura rápida, identificando ideas o frases clave, sin tener que leer cada palabra del texto. Se lee la primera oración de cada párrafo y se trata de identificar las frases o palabras clave de cada uno de ellos. Al final se extraen a fin de descubrir la idea general del texto, ahorrando una gran cantidad de tiempo.

Por su parte, el scanning es la técnica que se suele utilizar cuando buscamos una palabra en un diccionario o un nombre en una guía telefónica. Esta técnica del escaneo consiste en mover los ojos rápidamente por el texto en busca de palabras o frases específicas y de hechos concretos. Este tipo de lectura rápida es una ayuda en la localización de nuevos términos. Asimismo, resulta útil en la localización de las decla- raciones, definiciones, fórmulas, etc., que se deben recordar de manera completa y precisa. Del mismo modo, estas habilidades de exploración son valiosas para varios propósitos en el estudio.

Implicaciones

En la práctica no existe una diferencia absoluta entre la lectura normal y la lectura rápida, ya que de hecho todos los lectores usan algunas de las técnicas utilizadas en la lectura rápida, como la identificación de palabras, sin enfocarse en cada letra, la no pronunciación de todas las palabras, la no subvocalización de las frases, el uso de menos tiempo en algunas frases y la revisión rápida de documentos, en búsqueda de la información que se persigue. La lectura rápida se caracteriza por el análisis de las compensaciones que se deben realizar entre la medida de velocidad y la compren- sión obtenida del texto, reconociendo que los diferentes tipos de lectura resultan en diferentes niveles de velocidad y tasas de comprensión, y que dichas tasas pueden ser mejoradas con la práctica.

Hay numerosos estudiosos que, en contraposición a la creencia popular de que leer despacio, atendiendo a todas las palabras que conforman el texto es lo mejor y más eficaz, mantienen que la lectura rápida es en realidad la más productiva. Es decir, leer rápido, siempre y cuando se haga bien, no solo permite leer más, sino que también hace que se pueda comprender y memorizar más contenido en menos tiempo. Pero para lograr esto, siempre se debe tener presente el binomio lectura rápida-lectura comprensiva. Así, quien se esfuerza y lee palabra por palabra necesita de mayor tiempo y dedicación para alcanzar la unión global del texto, extrayendo las conclusiones principales de este. Se afirma que en la lectura lenta la persona va perdiendo algunas palabras que va leyendo, lo que dificulta la comprensión del mismo.

Por lo tanto, el secreto consiste en una eficaz lectura rápida que permita la comprensión del texto, sin pérdidas de tiempo y con mejores resultados en el análisis de lo leído. En este sentido, la práctica y el hábito de leer será una buena forma de entrenar a un lector rápido. Un aspecto considerable para lograr ser un buen lector es tratar de obtener una plena concentración en el momento de la lectura. Para ello, los lectores deben escoger apropiadamente los lugares de lectura y crear un ambiente propicio para la concentración y comprensión.

De hecho, se puede leer mejor conociendo aquellos factores de carácter psicológico que influyen en el desarrollo de la lectura. Entre ellos podemos destacar los siguientes: problemas visuales; salud y nervios; movimiento de la cabeza; iluminación: debe ser adecuada y el foco de luz debe estar ubicado a la izquierda, lo que produce una mejor visibilidad; posición del cuerpo, posición del libro y distancia del libro.

Referencias

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Fecha de ultima modificación: 2014-02-25