Concepto

 El término de paracosmos fue introducido por los psicólogos Silvey y Mackeith (1988).

Paracosmos, en sentido restringido, es un tipo de fantasía infantil que se caracteriza por tener una estructura completa y mediante la cual el niño, dibujando, escribiendo, dramatizando, da vida a universos cerrados, paralelos a su vida real; de ahí el nombre, para-cosmos, mundo paralelo o al lado de (preposición para).

El paracosmos, en sentido amplio, es el mundo que el niño crea mediante el juego.

Es este doble sentido de paracosmos, como imaginación infantil y literaria, y como mecanismo de creatividad, el que más nos interesa y el que iremos mezclando en nuestro análisis. Es decir, los paracosmos son paradigmas de juegos de ficción, que no precisan objetos, juguetes, pues el juego no se realiza solo con juguetes, sino a menudo es una actividad mental, inmaterial.

Así pues, el paracosmos es una forma de fantasía infantil estructurada, que luego se correlacionará con géneros literarios y folclóricos específicos, como el mito fundacional, la saga, los relatos de viajes o la fantasía épica, y, en términos de lenguaje hipertextual, con un modo narrativo novedoso, la hiperficción. El denominador común es la actividad imaginativa, que en el niño es descrita como fantasía infantil y que es abordada desde distintas conceptualizaciones: mundo imaginario, lugares imaginarios, geografía mítica, ultramundo, realidad virtual, map story, mitogénesis, saga, etc.

 

Análisis

 Los paracosmos se caracterizan por los siguientes rasgos:

  • Hibridación de géneros y estructura elástica, de texto libre (Vansina), con suspensión de las marcas de cierre, que permite una narración ensanchada y equidistante entre el cuento, la novela, la leyenda..., o sea, ficción en grado cero, archirrelato, o ficción especulativa, a caballo entre géneros como la fantasía, la ciencia ficción, el terror o lo histórico-legendario. 
  • Imágenes cosmológicas, en relación con el mito fundacional o etiológico, que se evidencia en la creación de un mundo autoconsistente y una toponomástica propia. 
  • Iconotextualidad, concurrencia del texto con elementos icónicos, tales como el apoyo en mapas, árboles genealógicos, etc., imágenes culturales o arquetipos recurrentes tomados de la mitología indoeuropea (Dumézil). 

Los nexos entre la literatura tradicional, la literatura fantástica y la literatura infantil y juvenil se evidencian en la explicitación de mundos imaginarios a través de representaciones icónico-verbales que toman la forma de paracosmos. El paracosmos es un constructo a caballo entre el imaginario individual, el literario y el folclórico.

Los paracosmos preseleccionan un lector modelo capaz de leer libros muy largos y capaz de relacionar datos o trozos concretos y abstraer de ellos. Provocan lo que se ha llamado «recepción productiva», de ahí la gran cantidad de fans. La lectura diversiva y de imaginación de un paracosmos es la antesala de la lectura estética, pues su carácter simbólico-cosmológico promueve la lectura abierta y literaria de interpretación y producción, de modo que los paracosmos se abren a la recepción de un mundo imaginario, que es réplica o variante de mitos universales. Lejos de ser extravagancias o meras distracciones, su creación, como acicates de la imaginación, se apoya en el uso artístico de la palabra, objeto de la educación literaria, y está en síntesis con la imagen y otros códigos, puestos de manifiesto por el cine. Por tanto, sirven para una educación estética globalizada.

Así pues, como dice Luis Vax, experto en literatura fantástica, el imaginario popular, el imaginario individual y el imaginario literario coinciden en una gran proporción, y el paracosmos, como patrón formal, texto elástico y tendente a la narración no lineal y temática, con su cercanía al imaginario simbólico indoeuropeo, sería una buena muestra de ello, y por eso se superpone a géneros y corsés temáticos concretos. Véase el libro de A. Manguel y G. Guadalupi, Guía de lugares imaginarios, un auténtico catálogo de estos sueños de ficción o paracosmos, donde se mezclan mitos, leyendas, narraciones de escritores y otras muchas fuentes, como las utopías.

La fantasía sirve para «domesticar» la realidad

Applebee nos da la clave para entender la función de la fantasía en el niño, como exploración y conceptualización hipotética y experimental del mundo. El que un árbol o un animal o un panecillo hable (Frau Holle, de Grimm), por ejemplo, ya no supone en el niño desde los 5 años una creencia absoluta en la realidad de este mundo feérico, sino un mundo alternativo, con propiedades alternativas, que es lo mismo que hace el escritor de sagas y literatura fantástica para jóvenes. Igual que en Alicia, la suspensión del criterio o de la sanción de realidad de los mundos es lo que permite ir de un lado al otro del espejo y contrastar los seres, conductas y marcos que existen en cada uno de los ámbitos. Linda Degh lo describe a propósito de las leyendas urbanas: si en el folclore tradicional la diferencia entre cuento y leyenda era el criterio de narración verídica, lo propio del nuevo género es que este criterio queda en suspensión, sin que ello «arruine» lo que importa, la composición de la historia, sea real, totalmente inventada o a medias. En los paracosmos, esta libertad de construir mundos o escenarios desligados del determinismo de lo real (Savater, 2008) es aún más intensa que, por ejemplo, en la novela de aventuras.

 

Implicaciones

 El interés didáctico de los paracosmos

Como mundo imaginario, los paracosmos suponen la materialización de la idea romántica de la imaginación creadora (Bowra). Promueven los nuevos alfabetismos; se apoyan en visualizaciones, que son algo más que una hoja de ruta del lector, son dibujos o cartografías cosmológicas que marcan los escenarios y favorecen lo que se ha llamado «ficción cartográfica»; acostumbran a una lectura no lineal mucho más elástica, pues sus universos se extienden en sagas o narraciones seriales donde se suspenden las marcas de cierre (Lázaro Carreter); preseleccionan un lector capaz de una lectura extensiva y episódica a la vez. En suma, la lectura diversiva y de imaginación de un paracosmos es la antesala de la lectura estética, hasta el punto de que ayudar al alumno a construir mundos imaginarios completos y revestirlos de características literarias es un buen ejercicio de creación de modelos narrativos.

Vasos comunicantes y compleción

Los paracosmos no se pueden desligar de sus géneros-fuente, como el mito, el cuento de hadas, el cuento fantástico o el mito fundacional. De hecho, un paracosmos adquiere en un niño la forma equivalente a una cosmogonía en un pueblo. El mito es, en efecto, la base que organiza un paracosmos, siempre hay un hecho fundacional, como la Guerra del Anillo en el paracosmos que sustenta El Señor de los Anillos de Tolkien, y por eso estos géneros son todos vasos comunicantes. Otro rasgo sobresaliente es su tendencia a elaborar un mundo con todos sus elementos: se traza en detalle un mundo imaginario completo, con su cartografía, mapas, nombres, ríos, razas... Nos sumergimos así en la narración de espacios y tiempos míticos, en un territorio simbólico que nos produce placer, el placer de la experiencia de esos mundos posibles.

Significado social

El juego es una actividad social, un intercambio o negociación del significado, jugar es sentirse parte: de hecho, los paracosmos dejan de ser fantasías extravagantes individuales de la infancia para ser historias compartidas a menudo en forma de sagas o historias épicas juveniles. Por tanto, tienen un sentido comunitario: el paracosmos tiende a contarse, a transmitirse, aunque sea en un círculo reducido (por ejemplo, en el filme Criaturas celestiales), y cuando se comunica, el mito se va completando y modificando, ahormándose al grupo (creación colectiva, fan fiction).

Los paracosmos en el aula

La escritora y profesora Beatriz Osés (2011) explica su aprovechamiento didáctico del paracosmos: «Los paracosmos permiten la génesis de una topografía imaginaria, la construcción de una nueva geografía, de una ficción cartográfica, la unión de lo icónico y lo textual, la aparición de razas, comunidades y seres vinculados a estas regiones de la imaginación; favorecen la invención de otros códigos, usos y costumbres, la aparición de bestiarios, de otras formas arquitectónicas... Se caracterizan, desde un punto de vista general, por la suspensión de marcas formales, la intertextualidad, las posibilidades de expansión del relato, la iconotextualidad, la hibridación de géneros y la complejidad derivada del gran número de personajes, espacios y tramas.

En la actualidad, trascienden la literatura y abarcan otros géneros y códigos: cine, cómics, videojuegos, y se han extendido de forma masiva a través de Internet y de otros medios de comunicación (...). Desde el área de Lengua y Literatura, la creación de paracosmos con alumnos de ESO se aborda a partir de distintas actividades de complejidad progresiva que ofrecen propuestas y orientaciones para desarrollar la creatividad, emplear recursos estilísticos, ampliar el léxico y mejorar la expresión oral y escrita. El primer paso consiste en elegir un lugar, un material y un nombre para esa región invisible. Se propone después a los alumnos que describan de manera poética distintos elementos que pudieran integrar su lugar imaginario: calles, edificios, ventanas, luces, tejados, escaleras..., a través de las dos fichas de trabajo tituladas Metáforas Urbanas. A partir de ellas nacen figuras como ‘Las luces recuerdan a luciérnagas mecánicas’, ‘Las calles se asemejan a una gruesa serpiente de color grisáceo’, ‘Samago parecía una alfombra enorme de brisa oscura y fría’, ‘A veces, las líneas de las escaleras resultaban caracoles abandonados, otras, remolinos de sal’.

 

Referencias

Cohen, D. y Mackeith, S. A., 1991; NO COINCIDEN FECHAS

Cohen, D. y Mackeith, s. a . (1993), El desarrollo
de la imaginación. Los mundos privados
de la infancia, Barcelona: Paidós.

Dumézil, G. (1977), Mito y epopeya, Barcelona:
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García Rivera, G. (2002), «El Doble como personaje
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Martos García, A. E., 2009; ¿A CUÁL SE REFIERE?

Martos García, A. (2009), «Hacia una conceptualización
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Martos García, A. E. (2009), «Tecnologías de
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Martos Núñez, E. y García Rivera, G. (2000),
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Matute, A. M. (2003), Olvidado rey Gudú,
Madrid: Espasa Calpe.

Silvey, R. y Mackeith, S. (1988), «El Paracosmos:
una forma especial de fantasía»,
en Morrison, C. C. (ed.), Experiencia
temprana de la organización: Imaginación

Fecha de ultima modificación: 2014-02-05