Concepto

El término dramatización, procedente del griego drao, que significa ‘hacer’, consiste en la representación de una acción llevada a cabo por unos personajes en un espacio determinado.

Según Slade (1954), se trata de un juego que se agota en su mismo proceso, en su hacerse, y no como fin logrado de obra desarrollada que llega al desenlace, sino que puede o no llegar dependiendo de las características del grupo con el que se trabaje. He aquí una de las diferencias respecto a aquello que ortodoxamente entendemos como teatro propiamente dicho. El teatro es una vivificación del texto, un hacer pre- sente (representación) un discurso activo con cuerpo y voz. Es más, podemos señalar que la dramatización tiene una función distinta a la del teatro y puede ser considerada la antesala del mismo.

Dramatizar es, por tanto, convertir algo que no lo es en estructura dramática, conferir a algo rasgos teatrales (personajes, conflicto, espacio, tiempo, argumento y tema). El resultado de esta acción será lo que se denomina juego dramático. Respecto a la utilización indistinta de los términos juego dramático y dramatización, coincidimos con la identificación de uno y otro que señala Tejerina (1994, 120-121), matizando que «se combinará el término dramatización con su sinónimo parcial, el juego dramático, denominación que parece conveniente debido a su amplia difusión».

Análisis

La dramatización sirve como refuerzo de la palabra en su contexto, por lo que repre- senta un pilar de importancia crucial en la enseñanza de lengua y literatura, si su estructuración, planificación, objetivos y evaluación aparecen claramente definidos, ya que favorecerán la asimilación de modelos lingüísticos y la creación de lengua y habla, a la vez que se desarrolla un lenguaje artístico y lúdico. En este punto coincidimos con Barret (1988), que dice que gracias al juego dramático el niño puede ejercer una tendencia creadora (invención, imaginación) que viene a estar insertada en cada ser humano hasta el punto de constituir una necesidad vital. Por ello, la relación del juego dramático con el hecho lector es explícita, llegando a convertirse este juego incluso en una modalidad de lectura.

Por tanto, desde el trabajo con la dramatización se potencia la capacidad de expresión (tanto verbal como no verbal), de comunicación (hecho esencial para el aprendizaje y la educación), mediante la utilización didáctica de las posibilidades dramáticas, tratando de lograr el aprendizaje significativo que parte del sujeto, con aplicación a su vida y a su entorno. Mediante la multiplicidad de situaciones nuevas que se reconstruyen por los aprendices de actor, las personas ven cómo mejora su proceso de socialización, así como el perfeccionamiento de su lengua, su habla y su lectura.

Implicaciones

Podemos tratar la dramatización de situaciones (role-playing) como técnica de creatividad básica. Los distintos fines de la dramatización coinciden con la activación de la imaginación o el saber distinguir y adaptarse a contextos reales y fantásticos, los cuales, en general, enlazan directamente con la literatura infantil y juvenil o con otro tipo de literatura. Por esa razón, es posible plantear un puente desde la dramatización hacia la lectura y viceversa. Otros factores, como la mejora de las capacidades comunicativas o el fomento de la creatividad, también son trabajados desde este recurso didáctico, que en sí mismo es un medio.

En realidad, esta arte creativa debe permitirnos la aproximación al texto, el cual puede tener diferentes naturalezas –poesía, narrativa, teatro…–. Todo ello debe enriquecer los procesos de enseñanza y aprendizaje, o bien alimentar los momentos lúdicos y formativos que acontezcan en espacios que se hallan alejados del ámbito escolar. Por tanto, se plantea la dramatización como óptimo recurso para la anima- ción a la lectura.

Referencias

Barret, G., 1988;

Barrientos, C. et al., 1987;

Fuegel, C. y Montoliu, M. R. (2000), Innovemos
el aula: creatividad, grupo y dramatización,
Barcelona: Octaedro.

Laferrière, G. y Motos, T. (2003), Palabras
para la acción: términos de teatro en la
educación y en la intervención sociocultural,
Ciudad Real: Ñaque.

López Valero, A., Jerez Martínez, I. y Encabo,
E. (2009), Claves para una enseñanza
artístico-creativa: la dramatización, Barcelona:
Octaedro.

Slade, P. (1954), Child Drama, London: University
of London Press.

Tejerina, I. (1994), Dramatización y teatro
infantil: dimensiones psicopedagógicas y
expresivas, Madrid: Siglo xxi.

Fecha de ultima modificación: 2014-03-31